martes, 6 de noviembre de 2012

Cubiertas vegetales


La idea de las cubiertas vegetales no es nueva, de hecho encontramos ejemplos que se remontan miles de años atrás y se encuentran presentes en la arquitectura vernácula de muchas regiones alrededor del mundo, estando presente tanto en zonas con climas extremadamente fríos como cálidos.

Esta técnica consiste básicamente en cubrir el techo de una edificación con tierra y vegetación, que actuarán como un aislante térmico, manteniendo el interior fresco en verano y evitando la pérdida de calor en invierno, lo que hoy en día se traduce como un importante ahorro de energía durante todo el año. Esta capacidad aislante, además, proporciona alivio de tensiones de la cubierta debidas a dilataciones y contracciones por cambios de temperatura. Estas cubiertas actúan también como aislante acústico y en caso de fuertes lluvias, absorben el agua pudiendo llegar a almacenar entre un 70% y un 90% del agua dependiendo del sustrato y la vegetación. Las cubiertas ajardinadas consiguen también mejorar el ambiente en zonas de gran aglomeración, absorbiendo impurezas del aire, conformando un hábitat adicional para insectos y aves, refrescando la atmósfera y generando oxígeno que contribuye a reducir el efecto invernadero. Todo esto contribuye a reducir el fenómeno “isla de calor” que se da en las ciudades por la acumulación de calor durante el día en materiales como el hormigón y el asfalto, y su posterior liberación durante la noche. Además, para las personas que viven en pisos altos y que pueden ver las cubiertas ajardinadas, éstas representan islas de naturaleza que ofrecen un respiro del entorno de la ciudad. Ofrecen todas estas ventajas y alguna más, sin tan siquiera necesitar de un mantenimiento habitual.

Las imágenes generadas por ordenador  y el corte se corresponden con un proyecto actual que estamos desarrollando y que tiene una cubierta vegetal. En el corte se aprecian los elementos que la componen. Los componentes básicos mas comunes de cualquier cubierta ajardinada serán: una lámina impermeable que impida el paso del agua y la conduzca hacia su evacuación (5 en la ilustración), protección antiraices (6), una capa drenante que permita que el agua discurra sin obstáculos por encima de la lámina hasta su evacuación (7), una capa de retención que retiene parte del agua que cae a la cubierta evitando que se pierda, una capa filtrante que evita la lixiviación del sustrato, solo deja pasar el agua y no las partículas del sustrato, una capa absorbente que retiene el agua a modo de esponja para prolongar la humedad de la cubierta en el tiempo, el sustrato, sobresustrato, y la vegetación (8)
El arquitecto alemán y autor del libro Techos Verdes, Gernot Minke, expresa que: «Para lograr un clima urbano saludable, probablemente sería suficiente con ajardinar entre un 10 y un 20% de todas las superficies techadas de la ciudad».

Cubiertas vegetales en el mundo:

Islandia



Este tipo de cubierta ajardinada es la que se usa de forma generalizada en la actualidad. Originarias de las aldeas vikingas en Islandia, esta forma de construcción surgió por dos razones: los techos verdes y paredes semienterradas permitían un mayor aislamiento del frío que los tejados de madera o piedra. La segunda razón era, en muchos casos, la escasez y limitación de recursos. Utilizaban la materia prima que encontraban en los prados cercanos a los asentamientos, y dependiendo de la zona y de los materiales disponibles, se utilizaba en la construcción madera, piedra y/o corteza, y se cubrían los techos con tierra y hierba. Estos techos consisten en dos o tres capas de turba apoyadas sobre ramas que luego se cubren de "panes" de césped.

Construcción de los techos de pasto tradicionales escandinavos (Minke, Witter 1982)

Ante la escasez de madera, el descubrimiento de energía geotérmica en Islandia y la sencillez de construcción del hormigón desaparecen casi por completo en el siglo XX.

Chozos y zahúrdas

Humildes construcciones, que aún hoy podemos encontrar por toda España, utilizadas por los pastores para guardar ganado y ocasionalmente como refugio temporal.

Las más comunes son las hechas enteramente de piedra, aunque también las hay de madera y de madera y piedra, con gruesos muros y cubiertas con tierra para conseguir mejor impermeabilización y protección contra el frío. En estas cubiertas eventualmente crece hierba.

Zigurats

La fachada reconstruida del zigurat neo-sumerio de Ur, cerca de Nasiriya, Irak (http://es.wikipedia.org/wiki/Zigurat

Encontramos los primeros registros relevantes de cubiertas ajardinadas durante los siglos XXII – XXV a.C. en la llanura mesopotámica donde aún se conservan algunos (la región actualmente se corresponde con Irán, Irak y el este de Siria). Los zigurats eran templos en forma de torre o pirámide escalonada, que solían tener plataformas arbustivas en sus terrazas y estaban hechos de ladrillo de adobe (mezcla de barro y paja). Se accedía a cada nivel por unas enormes escaleras, al final de las cuales se encontraba el templo.

Esta técnica constructiva fue acogida en el siglo VI a.c. por el rey Nabucodonosor II, quién construyó los Jardines Colgantes de Babilonia a orillas del río Éufrates, como regalo para su esposa. Probablemente este es uno de los ejemplos de edificación ajardinada más famosos del mundo.

El geógrafo griego Estrabón, describió los jardines en el siglo I a. C.:

“Éste consta de terrazas abovedadas alzadas unas sobre otras, que descansan sobre pilares cúbicos. Éstas son ahuecadas y rellenas con tierra para permitir la plantación de árboles de gran tamaño. Los pilares, las bóvedas, y las terrazas están construidas con ladrillo cocido y asfalto.”

El desarrollo de estas terrazas ajardinadas no prosperó tanto como en la arquitectura tradicional de otras zonas, en parte pudo haber sido debido a que el riego se hacía con complejos sistemas de bombeo, y a que a este tipo de construcciones sólo podían entrar los sacerdotes para atender las necesidades de los dioses. En cambio en la arquitectura popular se adoptaron sistemas más prácticos de aislamiento con muros gruesos o enterrando sus viviendas.

Construcciones Yaodong

Via http://chinablog.cc/2009/02/yaodong-cave-dwellings-on-loess-plateau/
En Asia, encontramos un ejemplo de arquitectura tradicional que ha sobrevivido hasta hoy: los ‘yaodong’ o ‘casa cueva’. Los primeros datan del segundo milenio a.C., aunque no se extendieron hasta mucho más tarde.

Son viviendas excavadas en laderas de montañas, que pueden tener varios pisos de altura. Las ventajas que han hecho que este tipo de construcción perdure hasta hoy en día son: el ahorro en materiales de construcción, ya que la madera y la roca escasean para construcción, por lo que es más práctico utilizar la propia tierra; y las propiedades aislantes de la tierra que ya se han expuesto antes (regulación de temperatura, manteniéndola cálida en invierno y fresca en verano).

Construcciones en Tanzania

Casa hehe. Ilustración del libro Techos verdes de Gernot Minke

En un clima tan cálido y con radiación intensa como es el de Tanzania, una cubierta vegetal alcanza su mayor rendimiento. Con temperaturas exteriores muy altas, bajo el sustrato de un tejado verde no se superan los 20 grados. Esto se debe principalmente a varios factores. En primer lugar, la sombra de las plantas impide que se caliente la tierra. El segundo factor es que la gran mayoría de la energía solar es empleada para la evaporación de agua, fotosíntesis y parte es reflejada.

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En definitiva, la cubierta vegetal ha estado presente desde épocas ancestrales y en multitud de sitios diferentes gracias a las ventajas que ofrece. Hoy en día, puede ser instalada en diferentes sistemas estructurales (hormigón armado, madera, cerámica armada, cúpulas de adobe, estructuras metálicas, etc). Además, se puede ajardinar tanto superficies horizontales como verticales (con plantas trepadoras o colgantes si no es posible mantener la tierra), así como en planos inclinados o curvos. Incluso se puede colocar este tipo de cubiertas en estructuras existentes, siempre y cuando la estructura pueda soportarlo.

Un techo verde prolonga la vida útil de la cubierta, protegiendo la capa impermeable. Es por este motivo que los techos verdes no requieren (a diferencia de los tradicionales) de una reimpermeabilización cada 10 años. También posibilitan la agricultura urbana y crear jardines en el exterior sin necesidad de adquirir terreno adicional.

Por todos los motivos expuestos en esta entrada y algunos que seguro que nos hemos dejado, se está demostrando la valía de este sistema y esto se traduce en que muchos países europeos están impulsando su uso. Países como Alemania, Suiza, Holanda, Hungría, Suecia y el Reino Unido, tienen ya asociaciones que fomentan los techos verdes; La ciudad de Linz en Austria paga a los constructores para que los instalen; En Suiza se exige que al menos el 20% de los tejados, tanto de edificios históricos como de nueva construcción, tengan plantas; y en Alemania, por ley, las nuevas edificaciones industriales deben tener jardines en sus techos.

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